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Joven investigadora de la Escuela de Ciudadanía nos comparte relatos de su diario de campo

27 marzo 2015
Anny Lizeth Zorrilla/Notas de campo

Siendo ya las tres de la tarde el sol está en su máxima puesta como lo está la mayoría del tiempo en los Montes de María. Estoy ya subida en el carro y lista para lo que viene, tengo claro que voy a hacer, el cómo me lo van explicando en el camino mis guías, técnicos de CDS, Ever, Migue y Amín, se trata de hacer unas encuestan que arrojen cuales son las formas de cultivar,  cuáles son los mayores problemas de los trabajadores del campo y cómo es la participación de la mujer en estas labores. Se encuestaran  a las organizaciones ubicadas en las comunidades de Matuya, Playón, Palo Altico, La Suprema y Pueblo Nuevo en María la Baja.

Ya desde el camino pude observar mucho, sobre todo el problema del monocultivo de la palma aceitera. Tengo que reconocer que no fue un recorrido a fondo y que no me enteré ni conocí todo sobre cada comunidad, pero, lo poco que conocí me dejó con ganas de más y para mi esa siempre es la idea, querer más.

Me pude dar cuenta que en estas comunidades hay muchos problemas, pero que para el sol existe el sombrero y para cultivar no existe el miedo, que la alegría y la amistad priman por encima del dinero y de la vanidad, que un buen chapuzón en el canal libera el estrés, que nunca falta el partidito de futbol o dominó de la tarde y que el cafecito para conversar es indispensable.

Cada vez que llegaba a una comunidad sentía un ambiente de buena energía y eso me permitía familiarizarme y poder realizar de la mejor forma posible estas encuestas; las personas con las que pude dialogar y entrevistar me contaron que la semilla nativa era su tesoro más grande y por esa razón la conservan cultivo tras cultivo a excepción de unos pocos que ya no lo hacen porque las semillas tratadas necesitan menos tiempo para la cosecha y además se venden mucho más rápido. También me contaron que la venta de los productos campesinos estaba muy difícil por la poca credibilidad y confianza que se le daba al producto y sobre todo al mercado campesino y todos coincidieron en que…“ya casi no hay tierra pa cultivar porque hay palma rega´a por todas partes”…

Me llamó mucho la atención el distrito de riego pues jamás lo había visto y creo que debería estar al servicio de los campesinos y no de la palma. También me intrigó demasiado la importancia que se le da a la mujer no solo en el campo sino también en el hogar y la sociedad.

Este es mi diario de campo y desde los ejercicios de investigación de la escuela de ciudadanía espero seguir conociendo esta región y su gente.

Muchas gracias por tomarse el tiempo de viajar conmigo.


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